Ma, me voy de casa (por unos días)


                               



   - Joaquín ¿Cómo estuvo ayer? 
- Bien, bien ,nos juntamos a comer con los chicos. Mañana nos vamos de viaje.
- ¿Cómo?¿A donde?
-A recorrer Sudamérica por 6 meses.
- ¿¡Qué!? ¿¡De que estas hablando!? ¿¡Ya arreglaron el auto!?
- Si ma , ya te conte esto.
- Bueno pero podrías explayarte un poco mas, nunca estas en casa para contarme tus cosas.
- Bueno, esta bien. En julio del año pasado con Burzaco, le comentamos a los pibes  que íbamos a recorrer Brasil a dedo por tres meses. Una semana después, él y Claypole gastaron todos sus ahorros para comprar una kombi Volkswagen (esa que parece un pan lactal) del año ‘84 bastante maltratada. Lo primero que pensé fue, «carajo voy a tener que vender mis guitarras, no tengo un peso». Así empezó todo.

Claypole y Burzaco revisando la kombi el día de la compra.

Jor. Clover


   
       En mi desesperación de no tener efectivo y no poder desprenderme sentimentalmente de mis instrumentos musicales , pensé «bueno, ¿Y si hago budines y los vendo en la plaza? Quizás podamos sacar unos mangos y financiar la remodelación de la kombi».Nuestro delirio se volvía cada vez mas grande. Hice quince budines y con Don Torcuato fuimos a la plaza del barrio a venderlos. Vendimos ocho , cuatro compro el viejo del Don Torcuato. No me acuerdo muy bien como pasó pero la semana siguiente estuve todos los días haciendo budines, la semana que le siguió a esa tuve que enseñarle a los chicos la receta ya que tenia una cantidad increíble de pedidos y no me daba el tiempo para cubrirlos yo solo. De alguna manera esos budines fueron una especie de epidemia, a toda persona que le íbamos contando el proyecto que teníamos y como pensábamos financiarlo nos querían ayudar y nos compraban budines, esa persona le contaba a sus conocidos y ellos también nos hacían sus pedidos. Así me di cuenta que algo estábamos haciendo bien, que nuestro sueño se reflejaba en los demás y ellos querían ser parte de él, además, los budines eran de buena calidad. Los primeros meses nos dedicamos a vender, la realidad es que nunca hicimos la cuenta de cuantos vendimos ni cuanta plata hicimos, pero sin lugar a duda mas de 800 budines cocinamos, algunas semanas llegábamos a hacer seis mil pesos entre todos. Bastante bien para una PyME improvisada.  
    Mientras tanto nos empezábamos a juntar los domingos a trabajar remodelando la kombi creyendo que yendo una vez a la semana, el 20 de enero nos íbamos a poder ir de viaje. Ilusos. Con el paso de los domingos nos fuimos dando cuenta que la camioneta estaba muy baqueteada, gran parte de la chapa de la kombi estaba comida por el oxido que tenía, en el piso del furgón había un agujero por donde podíamos ver las manchas de aceite que iba dejando la camioneta en la calle, ninguna puerta cerraba del todo, no tenia ventanas en la parte de atrás, el parabrisas estaba rajado, los asientos estaban todos rotos. Por donde mirásemos, había cosas que hacer, cosas que reparar y a medida que pasaba el tiempo nos dábamos cuenta que nuestro plan de llegar a Brasil para febrero iba a ser utópico. 
     Con idas y vueltas, en enero empezamos a trabajar los que podíamos el tiempo que dispusiéramos. Ya habíamos vendido demasiado budines como para tirarnos atrás. Lógicamente, cambiamos la fecha y nos propusimos irnos a fin de febrero o principio de marzo, estábamos teniendo un buen ritmo y de a uno íbamos dejando atrás nuestras distracciones laborales y académicas para dedicarnos el mayor tiempo posible a la restauración de la kombi o “El Comandante” como la habíamos bautizado. Así los resultados empezaron a aparecer y nos acercaban mas a nuestro sueño, con cada pedazo de alfombra puesta, con cada chapa pintada, con cada ventana colocada,  con cada lijada sentíamos pequeñas victorias. Sentía de a poco el calor de las playas de Brasil y escuchaba el sonido de las olas.
  
Primer ventana colocada.

Mitad y mitad. De un lado madera , del otro alfombra.

La banda completa algún día de trabajo.

          Nuevamente, a medida que pasaban los días, nos dimos cuenta de que la fecha de salida iba a tener que ser pospuesta una vez más. Pero ahora nos sentíamos realmente entusiasmados, cada semana que pasaba nos íbamos manijeando cada vez más ,avanzabamos a pasos agigantados. Los verdaderos resultados se empezaban a ver, primero pintamos la kombi, después pusimos el asiento cama y el mueble donde íbamos a guardar todas nuestras cosas (cortesía de Burzaco, las ventajas de tener un carpintero en el grupo).

Sentad , Marmol lijando . Arriba Peti , abuelo de Don torcuato, pintando la kombi.

Belleza Americana, roba miradas a donde va.

Cama arriba.

 Cama abajo.

Mueble almacenero y piso de vinilico

     A veces me gusta comparar este proyecto con una fogata que hice hace unos años a la orilla del lago Pichi Traful en el sur Argentino. Un fuego que empezó con dos ramitas y un fósforo y, de a poco, fue tomando forma. Agregue ramas mas grandes y con ellas, fue calentando aún mas, creciendo y viéndose desde cada vez mas lejos. Ya con las ramas no alcanzaba y tuve que ponerle troncos. Al final de la noche, el fuego se volvió tan imponente, que fueron necesarias varias ollas con agua para apagarlo. Todos deberíamos hacer por lo menos una vez en la vida un fuego como esos , de verdad te marcan, pero tengan agua a mano, no bardeen.
    Dejando la piromanía de lado, todo el proceso de restauración de la kombi me hace pensar de lo que estamos dispuestos a hacer por cumplir nuestros sueños y lo irreal que pueden sonar a veces. No creo que cuando Burzaco y Claypole compraron la kombi, tuvieran en cuenta las horas de trabajo y la plata que iban a tener que entregarle al proyecto para poder restaurarla e irnos de viaje. Porque si bien somos cinco los que estamos dentro de esta locura, ellos dos  dieron el paso mas difícil, el primero y mas importante. Sin ellos, esto no hubiera sido posible. Burzaco es carpintero y Claypole, que se viene armando autos desde los 12 años, son los principales responsables del funcionamiento de la kombi mientras que los demás, ayudamos desde nuestro lugar. En el proceso aprendieron a hacer las cosas, aplicaron sus conocimientos, se equivocaron y pidieron ayuda cuando la necesitaron. Cualquier otra persona al ver el estado en el que estaba la kombi, no hubiesen pensado jamas comprarla. Ellos, cegados por sus ganas de hacer el viaje, habrán pensado: “podemos hacerlo”. Y así fue.

Posando arriba de El Comandante.

       Dos días antes de la Verificación Técnica Vehicular (VTV), nuestro exámen final, nos encontrábamos a las nueve de la noche de un Sábado tirados debajo de la kombi pintando el chasis. Para cualquier persona ver cinco tipos debajo de un auto con las caras pintadas de negro hubiera sido una escena de lo mas cómica. Yo creo que esa imagen hubiera resumido todo. La realidad es que nosotros tomamos esta kombi, la armamos y le dimos vida. Cada detalle, desde el chasis hasta los apoyacabezas, los hicimos nosotros, le entregamos parte de nuestro tiempo y estoy seguro que ella nos lo va a devolver con una infinidad de anécdotas que contar.
    Muchas veces escuche decir que todo proceso de arduo trabajo, con un objetivo en particular, se resume en un solo momento. Festejando y cantado “nos vamos a Brasil” con los chicos en la puerta de la VTV, frente al desconcierto de la gente, me lo hizo confirmar. Cada budín vendido, días, semanas y  meses de trabajo, todo nuestro esfuerzo en restaurar ese pedazo de chapa con cuatro ruedas;  se resumió en un “¿Dónde te pego el sticker?” del empleado de la VTV. Ese día , después de haber pasado el “examen final”, llegue a mi casa y dormí 10hs. Al otro día me levante desconcertado, me sentía como si un enorme peso se hubiera ido de mi cuerpo, ahí caí en la cuenta de que hace 9 meses que me acostaba pensado en ese día. Sin darme cuenta todo ese tiempo estuve trabajando en el taller, algunos meses desde la mañana hasta la noche. Lo único que hacia era pensar en el viaje. Finalmente, llegó.
    Hoy nos vamos a recorrer Sudamérica. En estos nueve meses, hubieron momentos en que las cosas no salían como pensábamos, en que no avanzabamos como creíamos que íbamos a hacerlo, en que nos peleábamos entre nosotros (esto significa que estábamos empezando a conocer mas a fondo la personalidad de cada uno), pero siempre estuvimos seguro de lo que queríamos hacer y todos esos factores no tienen importancia  ahora. A veces nos mirábamos a la cara y pensábamos  “loco lo que estamos haciendo es algo enorme” y nos sentíamos orgullosos de nosotros mismos. Poder conectar así con tus amigos es algo invaluable.  Supimos vencer los obstáculos que fuimos teniendo a lo largo de todo este tiempo y estoy seguro que vamos a poder superar los que se nos vayan presentando en el camino.
  
-¡Qué bueno! Me gusta la idea, la van a pasar re bien.Manden fotos.

 Así es mi vieja.




     Arriba: Yo, Jackie (mi vieja), Don Torcuato y Claypole.  Abajo: Marmol y Burzaco
      




Por favor, deje su mensaje después del tono.

Con amigos en la plaza Brown a días de irnos.

Siempre Estamos Soñando  7/24.


Comentarios

  1. Increíblemente narrado el proceso! Son ejemplo de nunca dejar de soñar e ir tras eso. Los quierooo camino al amazonas !!! Mechi

    ResponderEliminar
  2. Buen viaje chicos!!!!!! Què bueno que puedan ir detrás de sus sueños!!!!!!!!!!! Mariana Taquini

    ResponderEliminar
  3. Felicitaciones Chicos comienza la aventura
    Jorge

    ResponderEliminar
  4. Excelente, los felicito y son un ejemplo a seguir. Disfruten

    ResponderEliminar
  5. Buenisimo!!!! Mucha suerte y a seguir!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares