8 días y 7 noches en la parrilla del Cordobés
“Que cosa que el
destino nos haya hecho parar justo acá ¿no?” dijo Don Torcuato. Parece que el
aura del viaje nos estaba poniendo cada vez más metafísicos, porque no creo que
en Buenos Aires Don Torcuato hubiera dicho eso. Pero lo que nos pasó después de que el
mecánico nos haya dejado tirados en la ruta un miércoles a la 1:30 am fue
realmente increíble.
Miércoles 18/04 1:30 am
Ruta nacional 14 km 690 Miércoles 18/04 10:22
Ese mismo día nos levantamos a las 6:30 am
con los ánimos renovados dispuestos a solucionar el problema del motor. Mármol,
Claypole y Burzaco se fueron para São Borja a buscar un mecánico que nos
acarree desde donde estaba la kombi hasta su taller. Mientras tanto, Don
Torcuato y yo nos quedamos cuidando “El Comandante” al costado de la ruta. Cuando
los chicos encontraron un mecánico brasilero, llamaron a Martínez para que este
hable con su contacto en la aduana y nos deje pasar. Como era de esperar,
nuestro amigo, no contesto. En ese momento nos dimos cuenta que nos vio la cara
y nos cago.
El día no había empezado de la mejor manera
y parecía que iba a empeorar. Nos encontrábamos con la kombi en medio de la
ruta, abajo del sol, sin ninguna esperanza de comenzar a arreglar el motor ese,
no teníamos donde dormir y encima nos habían cagado plata. Ya no sabíamos que
carajo hacer. Sentíamos que no habíamos avanzado nada. Es más, sentíamos que
habíamos retrocedido en nuestra búsqueda de arreglar el motor y seguir nuestro
viaje. Mientras los chicos estaban en Brasil Don Torcuato y yo hablamos con un mecánico
de Santo tomé. Este nos dijo que armarlo nos iba a costar mucha guita y que lo
mejor era cambiar el motor. Parecía que la única solución posible era volver a
Bs As, comprar un motor nuevo hacer los papeles y retomar nuestro viaje. Por
razones obvias esa opción siempre la esquivamos. No queríamos volver a Buenos
Aires, eso iba a significar volver al minuto cero. Ya habíamos dado el primero
paso, volver iba ser un golpe muy duro para nosotros. Pero en ese momento
parecía la más viable. Para colmo, Martínez quería aprovechar la situación y
nos quería cobrar más plata por pasarnos a tiro hasta Brasil. Teniendo en
cuenta nuestra racha, la situación parecía que se iba a poner cada vez más
complicada. Pero de repente, paso algo increíble.
Dueño, ¿vende?
Esa misma mañana cuando los chicos estaban
haciendo dedo, una Chevrolet blanca los levanto. El conductor se llamaba Gustavo, un empresario salteño de 49 años
acostumbrado a levantar mochileros. Cuando los pibes se bajaron del auto,
Gustavo les paso su número por si necesitaban ayuda. Mientras tanto, a unos
pocos kilómetros de donde Gustavo levanto a los chicos, otra Chevrolet blanca
freno donde estábamos Don Torcuato y yo para preguntarnos si necesitábamos una
mano. Su nombre era Eduardo, un cordobés de 45 años dueño del parador/parrilla “El
Cordobés”. Ese mediodía Gustavo y el cordobés se juntaron a almorzar para
hablar de negocios en la parrilla de Eduardo. Mientras charlaban se dieron
cuenta que esa mañana los dos tuvieron un encuentro con nosotros, quizás por
lastima o por bondad y al ver que estábamos lejos de nuestras casa y en una
situación difícil, decidieron ayudarnos.
- ¿Queres un mate?
- Dale
- Chupala
Unas
horas más tarde el cordobés nos pasaba a buscar con su camioneta para acarrearnos
hasta su parrilla, mientras tanto Gustavo hablaba con un mecánico de São Borja para que nos pase un
presupuesto por la rectificación y el armado del motor. Como si fuera poco, al
otro día Eduardo nos llevó el motor a Brasil para empezar a arreglarlo. Así de
rápido y sencillo se dio todo, la solución que no pudimos encontrar en los diez
días que pasamos en Alvear apareció al costado de la ruta en Santo Tome. En
realidad, la solución nos encontró a nosotros. Apareció a bordo de dos
Chevrolet blancas comandadas por un cordobés y un salteño, desde ahora, mis
provincias preferidas.
Es increíble como las cosas pueden tener un
giro más que impredecible de un momento a otro. Empezamos el día tirados en la
ruta pensando que en ella íbamos a dormir hasta que logremos arreglar el motor
y lo terminamos en una parrilla, bañados y comiendo milanesas. De a poco las
buenas estaban empezando a venir.
Retomando las palabras de Don Torcuato la
verdad que si es muy loco que el destino nos haya hecho parar justo acá. O
quizás no. Quizás se tenía que dar así. Martínez nos tenía que cagar y dejarnos
en el medio de la ruta y los chicos tenían que hacer dedo en el preciso
instante en que Gustavo tenía que ir para Brasil. Así nosotros podíamos
encontrar, una vez más, a las personas indicadas dispuestas a ayudarnos y poder
arreglar el motor. No puedo dejar de sorprenderme con las vueltas que te dan
los viajes, o por lo menos, el nuestro. Todo está librado al azar no hay nada
que podamos predecir. Desde el día que empezó, las cosas no salieron como
pensábamos, en algunos momentos salieron peor y en otros momentos mucho mejor.
Pero de eso se trata, entender que no todo va a salir como uno lo espera y uno
tiene que estar preparado para superar cualquier obstáculo que se le presente.
Las malas no son eternas, son solo pasajeras.
Don Torcuato, El cordobés, Claypole y Burzaco
Mientras esperamos que arreglen el motor
nos estamos hospedando en el parador del cordobés ubicada en el km 683 de la
ruta 14 (nuestros hospedajes se basan en kilómetros). Todavía no podemos creer
nuestra suerte, como dije en otra entrada, a pesar de estar bastante jodidos volvimos
a caer en el lugar indicado para estarlo. Pero ahora, a un paso de solucionar
nuestro problema y poder seguir viaje. Si todo sale bien la semana que viene
estaríamos volviendo a la ruta. Pero como dije antes, en este viaje, nunca se
sabe.
Parrilla del Cordobés ubicada en el kilómetro
683 de la ruta 14
Vamos chicos!! A seguir adelante, ojala que les puedan arreglar el motor lo antes posible. Y cuidense.
ResponderEliminarNo,no lo puedo creer ,volver a leer está istoria , triste por lo que tuvieron que pasar estos cinco porteños ,pero a la vez fue lindo,de no haber sido haci.no los hubiese conocido. Yo justo el dia 24 / 04/18 desidi viajar a Santo Tomé Corrientes a visitar a mí hijo Eduardo.y a mi nieto Santiago . Leandro mí otro nieto estaba en Córdoba y viajamos juntos . Cuándo llegamos a la Parrilla del Cordobes ((((((( O sorpresa ahí estaban estos chicos en el predio de la Parrilla .jóvenes muy buenos .FELIZ DE HABERLOS CONOCIDO ))))))))
ResponderEliminar